En el Barrio Saladero, ubicado en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Ingeniero White de la ciudad de Bahía Blanca, viven 250 familias argentinas. Como en muchas partes del mundo, el crecimiento de estos barrios y asentamientos informales en la periferia de las ciudades se basa en la autoconstrucción.
De este modo, las viviendas tardan años en construirse con deficiencias estructurales que pueden suponer un riesgo para quienes las habitan; además, quedan excluidos de la lógica urbana y de los servicios públicos, lo que significa que las familias viven sin conexiones seguras a las redes de agua, gas y electricidad, alcantarillado, alumbrado público, aceras y sin acceso al transporte público.
En algunas partes del Barrio Saladero, existía una red formal de agua y electricidad, pero más de la mitad de las viviendas no tenían conexión a estos servicios básicos, o estaban construidas en condiciones precarias y/o insalubres.
La comunidad tampoco contaba con drenaje de aguas negras, sino solo con un pozo ciego. Además, la mayoría de las calles no estaban asfaltadas y no había aceras, por lo que era casi imposible caminar por las calles del barrio durante la temporada de lluvias por la cantidad de barro acumulado.
En 2022, por iniciativa de Hábitat para la Humanidad Argentina e impulsados por la Ley N.° 27.453, que indica que el 25% de las obras públicas realizadas dentro del marco de los proyectos de integración sociourbana serán adjudicadas a cooperativas y trabajadores de la economía popular en los barrios populares como Saladero, la cooperativa comunitaria White Trabaja inició un proyecto de obras tempranas en el marco del Programa Argentina Unida para la Integración de Barrios Populares, financiado por la Secretaría de Integración Sociourbana del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Para iniciar con el proyecto, el primer paso fue la formalización oficial de la Cooperativa como tal. White Trabaja está conformada por vecinos del barrio y creada como respuesta a la situación generalizada de desempleo en la localidad. Su principal objetivo es ofrecer mano de obra local a las empresas cercanas.
Posterior a la formalización, la Cooperativa se encargó de todo el proceso constructivo con el apoyo y supervisión de Hábitat. De esta manera, el proyecto se convirtió en una fuente de trabajo formal y estable para las familias. “Estamos felices de poder dar trabajo a las familias del barrio y, al mismo tiempo, ayudarlas a tener acceso a los servicios básicos”, asegura Cinthia, secretaria de la Cooperativa White Trabaja.
Como resultado del proyecto, la Cooperativa logró la conexión a agua potable para 160 viviendas, además, sembraron 89 árboles para todo el barrio, construyeron 2.400 m2 en veredas, 60 rampas y se instalaron 50 canastos para la recolección de residuos. Ahora las calles del barrio son más seguras y accesibles, se dejaron atrás veredas de tierra y barro para hacer caminos de cemento.
“Lo que más me gusta de mi trabajo es que le doy confianza a las mujeres de que ellas también pueden trabajar en este rubro (como albañiles) y me llena de orgullo de que nosotras, las mujeres, podamos estar adentro de una obra. Yo trabajo en la colocación de tanques termofusión, zanjeo, levantamos paredes, revocamos y hacemos veredas con cemento”, explica Tamara, vecina que se desempeña como albañil en la Cooperativa White Trabaja.