Lucha por servicios básicos
Mujeres indígenas lideran lucha por servicios básicos
En la norteña ciudad brasileña de Manaos, se encuentra un asentamiento informal en el que habitan 2.000 familias pertenecientes a 14 grupos indígenas. Se llama Nova Vida (Nueva Vida en español), pero construir una nueva vida aquí ha resultado difícil.
Parte de Nova Vida está construida sobre un antiguo cementerio llamado Cemitério dos Índios o cementerio indígena. Las familias de la comunidad viven en condiciones extremadamente precarias, sin acceso a servicios públicos como agua, saneamiento y electricidad. Además, el centro de salud más cercano no les atiende porque no son reconocidos como Mujeres indígenas lideran lucha por servicios básicos residentes formales de la región. Para empeorar las cosas, no hay ninguna escuela cerca.
Las familias de Nova Vida no son asistidas por la Fundação Nacional do Índio (Fundación Nacional del Indígena) ni por las autoridades municipales o estatales, ya que las entidades afirman que perdieron los derechos indígenas después de haber abandonado sus aldeas natales y trasladarse a un área urbana. Estas familias quedan totalmente excluidas de cualquier tipo de asistencia y ayuda pública normalmente prestada a grupos indígenas.
Además, hace tres años, la Fiscalía Federal comenzó a amenazar con desalojarlas, al alegar que existe un sitio arqueológico en la zona. En su momento, la comunidad luchaba por no ser desalojada, ya que el sitio arqueológico es un cementerio indígena y, por lo tanto, tienen derecho a la tierra que están ocupando, según sus creencias y cultura.
La comunidad se unió contra las amenazas de desalojo y ha luchado por lo que ahora es su tierra. Esta lucha ha sido llevada a cabo principalmente por las mujeres de la comunidad. Sus principales causas son legalizar las viviendas, pavimentar las calles y garantizar el acceso a agua y saneamiento.
“Son las mujeres las que están en la lucha. Nosotras somos quienes vamos a las reuniones. En las protestas que hacemos, las mujeres están en la primera línea, a menudo, con sus hijos”, dice Sol, residente de Nova Vida y líder de la comunidad.
El acceso al agua potable es una necesidad urgente. Antes, solo había un punto de agua lejos de la comunidad, el cual era utilizado por 300 familias que formaban enormes líneas para llenar las cubetas y llevarlas a casa. Ahora, se han organizado y llevado agua a los hogares a través de tuberías desde ese punto, pero, a menudo, el agua sale turbia o sucia, por lo que las familias se ven obligadas a comprar agua para beber y cocinar.
Aquellas que no pueden comprar agua terminan enfermándose. Además, la cantidad de agua que llega a la comunidad suele ser insuficiente o las familias no tienen dónde almacenarla. Las viviendas ubicadas en la parte alta de la comunidad reciben menos agua porque la presión allí es muy baja.
Otra vecina de la comunidad es Hilda, de 56 años, quien es una mujer indígena de la etnia piratapuya. Ella ha vivido en la comunidad de Nova Vida durante cinco años con su esposo y su hijastro. Hilda y su esposo tienen trabajos ocasionales, por lo que, a fin de mes, tienen muy poco dinero para asignar a la construcción de su casa.
Hilda también participa en el grupo de mujeres artesanas de la comunidad, el cual vende los productos que fabrican. Nació en São Gabriel da Cachoeira, el municipio del estado de Amazonas con mayor concentración de comunidades indígenas en Brasil. Fue criada por sus abuelos y nunca conoció a sus padres. Estudió hasta el cuarto grado. Trabajó como niñera cuando todavía era adolescente y más tarde se mudó a Manaos, la capital del estado.
Vivía en una casa alquilada cuando se enteró de que la comunidad se estaba formando en un antiguo cementerio indígena. Dijeron que cualquier persona interesada en vivir en la comunidad tenía que estar dispuesta a luchar por sus derechos. Ella puso su nombre en la lista y se mudó a la comunidad. Desde entonces, ha estado luchando con sus vecinos contra los desalojos y por el acceso a los servicios públicos básicos.
La mujer indica que el lugar es considerado sagrado por los indígenas y fue utilizado como hogar. Ni un solo árbol fue talado. El mayor sueño de Hilda es conseguir el título de propiedad para la comunidad y que todos puedan vivir en sus hogares sin miedo al desalojo.
En abril de 2023, los residentes de Nova Vida celebraron una importante victoria en incidencia. Después de años de negociaciones con los gobiernos en pro de tenencia segura, las familias y los aliados de la sociedad civil convencieron al Museo de la Amazonía para recoger y salvaguardar el material arqueológico.
El Ministerio Público Federal y el Instituto del Patrimonio coincidieron con la medida, que finalmente permitirá que las familias permanezcan en la zona. “El área recibió a la Misión Informativa en 2021, lo cual ayudó a atraer a los actores estratégicos a la mesa para encontrar la mejor manera de superar los desafíos locales y abordar las necesidades de las familias”, dijo Adnamar Mota, asistente de incidencia de Hábitat Brasil en Manaos.