
Impacto social
100 mil pisos
Nos enfocamos en comunidades donde las viviendas presentan pisos de tierra o en mal estado, con prioridad en hogares liderados por mujeres jefas de hogar con niños menores de seis años, adultos mayores y personas con discapacidad.

República Dominicana.
Mariana (55 años) es madre soltera de diez hijos, cuatro de ellos mujeres. La raíz de un árbol había roto el poco piso que les quedaba. La lluvia y la humedad traída por esta, era un problema y la causa de enfermedades. Ahora Mariana se siente agradecida con Dios y con Hábitat por su nuevo piso.

República Dominicana.
“Antes el piso tenía grietas, se le hizo un hoyo y se estaba dañando todo el piso. Agarraba cemento y tapaba los hoyos, pero siempre se volvían a hacer. Ahora estoy feliz y agradecida porque me hicieron mi piso, gracias a Hábitat está limpio y bien alto”
Juana, República Dominicana.

Guatemala.
“Antes la casa se mojaba tanto que mi nena se enfermaba mucho. Le daba mucha diarrea y bastante tos. Se enfermaba entre cada diez días y quince días. Ahora con el piso de concreto casi no se enferma”, asegura Silvia, de Guatemala.
La vivienda de Silvia fue seleccionada para sustituir su piso de tierra por uno de concreto. Este mejoramiento de vivienda contribuyó a una mejora de la calidad de vida y salud de toda la familia. “Cuando me dieron el piso, mi nena se mejoró tanto, ya no se enferma de tos ni diarrea. Lo que más me gusta de mi nuevo piso, es que mi casa está más limpia y mejor. Se puede limpiar más rápido”.

República Dominicana.
“Antes me sentía muy mal, no tenía fuerza para hacer mi piso; siempre decía: mi tiempo llega. Ahora me siento feliz de la vida, con mucha paz y tranquilidad; esto para mí no tiene precio.” Máximo.

Colombia
Isabel fue desplazada de su pueblo natal por la violencia en Colombia, llegó a Cartagena y con esfuerzo ha construido su casa donde vive con sus dos hijos y dos nietos; como muchas abuelas, debe cuidar de ellos mientras la mamá trabaja. Gracias al piso de concreto se siente más segura, más tranquila y puede dejar que sus nietos jueguen en el piso sin riesgo de lastimarse o enfermarse.

República Dominicana.
“No me sentía bien con mi piso en mal estado. La habitación de la niña se llenaba de agua y, si llovía, se ensuciaba siempre todo; mi hija siempre tenía gripe. Ahora mi familia está más cómoda. Nos sentimos agradecidos.” Luisa.

Nicaragua.
Al igual que muchas abuelas, Cándida Rosa cuida de su nieto mientras la mamá del niño trabaja fuera para llevar ingresos. “Esta ventecita la puso mi marido, ahí vamos surtiendo poco a poco y ahora que tenemos piso estamos mejor porque las vitrinas están mejor colocadas, más limpias y ahí vamos, mejorando cada día.”

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