El sueño de la vivienda propia
A dos horas de la Ciudad de México, antes de llegar a Valle de Bravo, se encuentra San Simón de la Laguna, un pueblo tranquilo, con hermosos paisajes verdes, una laguna y cultivos de maíz. Esta comunidad está compuesta mayoritariamente por indígenas mazahuas.
Ahí viven Edna y su hijo Edward en casa de sus padres en donde habitan siete familiares más. Esta vivienda de tres cuartos no contaba con un espacio privado para ella y su hijo, por lo que dormían en la cocina del hogar.
Ella trabaja limpiando la escuela de la comunidad y bordando tejidos tradicionales en el Grupo de Artesanas Indígenas Mazahuas, compuesto por 30 mujeres, todas vecinas de San Simón de la Laguna. Sus ingresos mensuales no le permitían cumplir el sueño de construir una casa propia con un préstamo.
“Mi hijo ya está creciendo, queríamos un espacio privado para cada uno, seguro”— Edna, vecina de San Simón de la Laguna, México
Su vivienda forma parte de la donación de la Fundación Banorte que asumió el costo total de 25 mejoramientos y/o construcciones de vivienda, todas con un tamaño promedio de 50 m2, compuesta por dos cuartos, un baño, sala y cocina.
Para obtenerla, Edna asistió a una serie de cinco capacitaciones que Hábitat México impartía al grupo de mujeres seleccionadas en temas como el derecho a una vivienda digna, convivencia sana en comunidad, habitabilidad, vivienda saludable y el mantenimiento correcto de una casa.
“Que Dios bendiga a cada una de las personas que me ayudaron. Que Dios multiplique cada uno de sus trabajos para que puedan brindar más apoyo a gente necesitada. Gracias a Dios ya tenemos nuestro hogar, ya tenemos un espacio para mi niño y para mí. Siempre soñé tener una casita como esta, con una vista a los cultivos de maíz y la montaña. Este es un espacio seguro para los dos”, concluye.
Hoy vive junto a su hijo feliz en su nuevo hogar, un lugar seguro en el que todas las mañanas desayunan con el paisaje que tanto anhelaron tener.