Bañarse adentro es bañarse seguros

Bañarse adentro es bañarse seguros

Hábitat Argentina

Más de quinientas familias mejoraron un espacio de su hogar, gracias al proyecto Salud y Vivienda de Hábitat Argentina. Esta es la historia de Patricia, quien priorizó la ducha para que sus hijas puedan bañarse sin miedo. 

En Argentina, más de un millón doscientas mil familias viven en asentamientos informales. La gran mayoría de estas personas no cuentan con acceso a agua potable y saneamiento. Los procesos constructivos son autogestionados y, como resultado, las viviendas inadecuadas afectan negativamente la salud y desarrollo de las personas. En este contexto, el baño deja de ser una prioridad y muchas familias hasta se duchan al aire libre. Esto era justamente lo que ocurría con Patricia y su familia. Ella, su marido y sus tres hijas de tres, seis y doce años, viven en el barrio Los Grillos, en el asentamiento informal en Pilar, uno de los 6467 barrios marginales del país. Aunque venían ahorrando para adecuar un baño, aún no lograban construirlo. “Para bañar a los chicos tenía que sacarlos, usar vasos y baldes, en invierno, con el frío, tenía que calentar el agua”, recuerda Patricia. Adicionalmente, Pilar es una zona muy transitada, por lo que ni las niñas ni Patricia se sentían cómodas al bañarse ante la vista de los transeúntes.

La situación de la familia cambió cuando decidieron participar en nuestro proyecto Salud y Vivienda, el cual, mediante capacitaciones, set de materiales y acompañamiento sociotécnico, permitió que 510 familias mejoraran un espacio de su vivienda. La mayoría, 432, optaron por la construcción de baños y las 78 familias restantes invirtieron en tanques de agua, repello de paredes, sistemas eléctricos, pintura, biodigestores o techo.

En el caso de Patricia, participó en dos ocasiones, primero para hacer una reparación sanitaria y luego para contar con un tanque de agua. “Desde que instalé el tanque y la ducha eléctrica, mis hijas abren la llave y se bañan tranquilas y, con el dinero que teníamos ahorrado, invertimos en otras mejoras para el baño”, nos cuenta. Todas las familias del proyecto, como la de Patricia, fueron capacitadas para reparar viviendas, además participaron activamente en las mejoras de su hogar, ya sea con mano de obra propia o subcontratada.

La tranquilidad de una ducha, la dignidad de un baño propio. La historia de Patricia y su familia nos recuerda que un hogar digno es más que cuatro paredes: es la base para una vida plena y segura.