COVID no detuvo los sueños
El COVID-19 no detuvo los estudios universitarios y sueños de una joven de Trinidad y Tobago
Azaria se convirtió en propietaria de una vivienda Hábitat con tan solo 18 años. En 2017, tuvo en sus manos las llaves de su nuevo hogar y el reto de empezar una carrera universitaria. Hoy, en media pandemia del COVID-19, reconoce que este año pudo terminar sus estudios universitarios gracias a la comidad y seguridad de estudiar desde su casa Hábitat.
Su historia con nuestra organización empezó cuando tenía 16 años y apenas cursaba la secundaria. En ese momento, compartía un cuarto pequeño y estrecho con su mamá en casa de su abuela. Recuerda que siempre habían visitas que entraban y salían del hogar; no tenía un espacio silencioso para estudiar, por lo que terminar la secundaria viviendo ahí fue un desafío.
“Mamá tiene una neuralgia severa y un desequilibrio en el oído interno, por lo que su situación laboral es complicada. Teníamos un terreno donde podíamos construir una casa, pero no fue posible obtener un préstamo a su nombre en ninguna institución financiera”, recuarda Azaria.
Tras un análisis del caso, Hábitat para la Humanidad Trinidad y Tobago le propuso a la familia esperar dos años para que Azaria alcanzara la mayoría de edad y tramitar el préstamo de construcción a su nombre. “Me sorprendí, ¿tener una casa a mis 18 años? ¡Imposible! ¡Pero Hábitat estaba hablando en serio! Me propusieron firmar los papeles apenas cumpliera la mayoría de edad. Imagínese, me dirigía a la universidad y ya era dueña de una vivienda propia”, asegura Azaria.
Fue así como a sus 18 años, Azaria y su madre finalmente pudieron aliarse con Hábitat y empezar la construcción de una vivienda. Hoy, tres años después agradecen la confianza y el apoyo que la organización les ha otorgado.
“Vivir en la habitación pequeña en casa de mi abuela habría sido realmente difícil durante el primer confinamiento a principios de este año, que fue de marzo a mayo. Justo calzó con mis dos últimos semestres cruciales en la universidad. De hecho, entregué mi asignación final el primero de agosto. No habría podido terminar mi carrera en ese entorno. Estoy muy agradecida con Hábitat por su ayuda durante los últimos años”, indica Azaria.
Familias como la de Azaria son las que se alian con Hábitat para la Humanidad en todo el mundo, para poder mejorar o contruir su vivienda propia y tener un lugar seguro al cual llamar hogar.
La pandemia del COVID-19 expuso la crisis de vivienda por la que hemos trabajado y luchado desde Hábitat para la Humanidad por más de 44 años. La emergencia sanitaria seguirá impactando fuertemente a nuestra región. Son millones las familias en América Latina y el Caribe que están transitando la pandemia desde viviendas que no son seguras.