Respuesta ante el COVID-19
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Corriendo la voz #SoyHábitat
Para el año 2020 desde Hábitat para la Humanidad teníamos un año planificado y cargado de proyectos que nos ayudarían a disminuir el déficit cualitativo y cuantitativo de vivienda en América Latina y el Caribe.
La mayoría de esos planes y proyectos quedaron en la etapa de planeación en nuestras oficinas cuando, en el primer trimestre del 2020, el COVID-19 llegó a nuestro continente. Teníamos en frente una pandemia que trajo consigo efectos sociales, económicos y de salud sin precedentes.
Desde el minuto uno teníamos claro que, desgraciadamente, cuando enfrentamos un desastre, una crisis económica y ahora, una pandemia, las familias con menor ingreso económico en el mundo serán siempre las más afectadas.
Fueron variadas las medidas dictadas por los gobiernos, pero, en la mayoría de los países en el mundo, la recomendación general fue quedarse en casa para tener el menor contacto con otras personas y disminuir así la propagación del virus.
La vivienda se convirtió en la primera línea de defensa de las familias, el lugar para cuidar la salud y evitar la propagación del virus en las comunidades.
Pero ese refugio seguro no es la realidad de más de 1.600 millones de personas en el mundo. Ellos no tienen una vivienda digna, viven en asentamientos informales, o en condiciones de hacinamiento.
Sin agua en su propia casa, sin un lavamanos, durmiendo seis personas en un mismo cuarto pequeño, con goteras, sin acceso a jabón, desinfectante o cloro, ¿cómo pueden estas personas practicar un distanciamiento social y mantener una estricta higiene quedándose en casa? Estas medidas básicas para no contagiarse del COVID-19 han sido difíciles o imposibles para esta población.
Durante la pandemia, se expuso una vez más, y con mayor claridad, la crisis de vivienda contra la que Hábitat para la Humanidad ha estado luchando desde 1976.
Desde el 2020 comenzamos un incansable trabajo en respuesta a la emergencia sanitaria; motivados por nuestra visión de un mundo donde cada persona tenga un lugar digno para vivir, desde donde pueda contener la transmisión del COVID-19 y no sea obligado a abandonar su hogar debido a las dificultades económicas causadas por la pandemia.
Lanzamos la campaña global Viviendas, Comunidades + Esperanza, con la que brindamos a las familias con hogares vulnerables las herramientas necesarias para cuidarse del coronavirus desde su casa.
En América Latina y el Caribe, unas 65 mil personas se beneficiaron de kits de higiene y primera necesidad con agua potable, jabón, cloro, mascarillas, alcohol en gel, folletos con recomendaciones para evitar el contagio, entre otros. Además, instalamos más de 560 lavamanos públicos en comunidades vulnerables para facilitar el higiene recomendada, impartimos cursos virtuales para el mejoramiento de viviendas junto con kits para que las familias pudieran realizar mejoras y reparaciones.
Hoy, continuamos trabajando para lograr que más familias tengan un lugar seguro al cual llamar hogar.
En América Latina y el Caribe, el 21 % de la población urbana, casi 100 millones de personas, vive en pobreza, en viviendas no adecuadas o asentamientos, con poco acceso a agua potable y saneamiento.— CEPAL
El 40 % de la población mundial -tres mil millones de personas-, no tiene instalaciones de lavado de manos en sus hogares que le permita combatir el coronavirus.— Naciones Unidas y UNICEF